Diarios de Pandemia: Ep2 - El Escudo
Este blog lo he escrito en mi mente por varios años. Hoy al escribirlo en físico, siento que el escudo que he cargado por tanto tiempo se hace un poco más débil. Ojo, que no dije que desaparecía. Paso a paso señores.
¿Qué significa ‘el escudo’? Para mí, el escudo del cual les hablo es la coraza, el mecanismo de defensa, la pared de ladrillos, y la guardia que cargo conmigo siempre. Siempre.
Cuando mi corazón está en ‘modo peligro’, automáticamente saco mi escudo protector. Aparece más rápido que un parpadeo.
Antes no me daba cuenta que cargaba este escudo, no conocía mi capacidad de auto-protección inmediata, en otras palabras, no era consciente de la pared de ladrillos que construía en el momento que alguien me preguntaba algo incómodo o doloroso. Por ejemplo: la pregunta que nunca falta el segundo después de dar el ‘Sí, Acepto’, y ésta es: ‘¿Cynthia, cuando piensas tener hijos?’ Milisegundos después de esta pregunta, mi respiración paraba, las palmas de mis manos sudaban, mi corazón se aceleraba, y el escudo blindado o pared de ladrillos del cual les hablo, salía al rescate. Recuerdo que me ofendía con la otra persona, respondía lo que se me venía a la mente y lo más probable es que mentía, y buscaba cómo huir de la situación: ‘oye, disculpa, ya vengo, tengo que ir al baño’, y jamás volvías a saber de mi por el resto del día, reunión, conversación por Whatsapp, etc. Recuerdo también las veces que mi escudo protector respondía por mí, ya sea en mi mente, o en alto: ‘no sé ni qué voy a comer más tarde, y tú me preguntas por hijos’, seguido por una risa sarcástica.
Pema Chödrön, monja estadounidense dedicada a las enseñanzas Budistas, afirma que nos protegemos para no sentir dolor. Y esta protección se convierte en una armadura que nos aprisiona y nos impide acceder a la ternura de nuestro corazón.
En este contexto, ‘la ternura de nuestro corazón’ significa nuestro yo-verdadero, ese ‘yo’ vulnerable y real que a veces sufre y quiere un abrazo; ese ‘yo’ que no quiere preguntas pero a la vez quiere conexión y ser escuchado; ese ‘yo’ que quiere responder con amor en vez de miedo.
Por muchos años me he dedicado al auto-descubrimiento, y claro, lo sigo haciendo. He ejercitado mi capacidad de atención para notar cuando siento la necesidad de sacar mi escudo. Depende de la situación, todavía me protejo con mi escudo blindado. Pero otras veces bajo la guardia, y respondo con amor, con lo que Pema llama, ‘la ternura del corazón’. Cuando respondo con amor, puedo sentir conexión con la otra persona, empatía, amabilidad, y también puedo ver como la otra persona baja la guardia. Es un efecto hermoso, cuando dos personas abren su corazón para tener una conversación real. En éstos momentos es cuando ambos dejan de lado el afán de mostrarse fuertes y omnipotentes, y empiezan a ser humanos.
En esta época de pandemia he notado haber sacado mi escudo en muchas ocasiones. El miedo colectivo hace que estemos en estado de alerta, donde el sistema nervioso hace que reaccionemos sin filtro alguno. En mi caso, saqué mi escudo cuando estaba en total negación de lo que estaba ocurriendo. También, saqué mi escudo para no mostrar miedo en frente a mi familia. Saqué mi escudo cuando compré más comida de lo usual por miedo a que se acabara. Y mi favorita, saqué mi escudo cuando alguien me preguntaba cómo la estaba pasando…’tranquilaza, ¿y tú?’
Este escudo también lo veo en el movimiento anti-racista que estamos viviendo. Las últimas dos semanas, he visto como muchos han sacado su escudo protector. Y lo admito, yo también lo hice, diciéndome... “yo no soy racista, todo bien conmigo”; pero cuando baje la guardia me pregunté, cómo puedo ayudar y ser parte del cambio. Nuevamente, aquí es cuando accedemos a ‘la ternura de nuestro corazón’.
Te invito a que reflexiones qué significa para tí el escudo; cómo y cuándo lo usas. Primero trae conciencia; para luego invitar a la curiosidad y preguntarte, cómo sería si bajaras la guardia y respiraras profundo antes de responder o huír.
En mi caso, es ahí, cuando me doy una pausa y decido, porque ojo, todo es una decisión, no dejar que el miedo me gane y acceder a la ‘ternura de mi corazón’, como lo explica Pema, respondiendo con amor y compasión.
Que dices, ¿lo intentamos juntos?.