Bienvenidos a los Diarios de Pandemia
Querido diario,
Así empezaban mis diarios cuando era chica. Empecé a escribir más o menos a los 12 años. En estos diarios de adolescente escribía páginas enteras de los acontecimientos del día, sentimientos, chismes, peleas de familia y amigas, y por supuesto, los secretos más ocultos de aquella edad. Recuerdo haber escrito muchas historias de lo ‘injusta’ que era la vida conmigo, de aquellas veces cuando no me dejaban salir, o cuando tenía que regresar a casa antes que mi hermano, ¿porque él es hombre, y yo mujer? Y estoy segura que aquellos diarios también tenía hojas eternas dedicadas a todos los chicos que pasaron por mi vida, reales y famosos. Cómo me gustaría leerlos. En cuanto a su ubicación, tengo 2 teorías, o están enterrados en una maleta en mi casa en Perú, o ya pasaron a mejor vida. Cual fuese el caso, ahora que tengo un poco más del doble de edad y he vuelto a escribir. Qué sanadora he encontrado esta práctica. Les explico porqué.
En mis diarios de hoy en día, escribo mis pensamientos como salgan, lo bonito y lo feo; los secretos más íntimos, las penas más grandes, los miedos irreales más dolorosos, y claro, también lo chevere. Escribo sobre mis viajes, anécdotas sobre mis amigos y familia, y hojas enteras de puro agradecimiento. Agradecer también es bastante sanador. Este tema lo dejo para otro blog.
Hoy encuentro la escritura bastante sanadora porque dejo en el papel todo lo que siento. Muchas veces, luego de haber escrito, siento que el peso que cargaba en mis hombros o corazón se hace más liviano. En estas épocas de Pandemia, donde la vida es más incierta de lo normal, he escrito hojas de hojas de todo lo que me preocupa. He escrito acerca de mis miedos, qué pasaría si me enfermo, qué pasaría si mi familia se enferma. He escrito sobre la muerte y mi deseo que me cremen y tiren mis cenizas al Océano Pacífico, donde pertenezco y donde soy libre. He escrito también sobre la ansiedad que me causa saber que las fronteras están prácticamente cerradas, lo cual me impide ir a ver a mi familia. En fin, he escrito todo lo que sentía ese día. Al día siguiente es otra historia, puede que sea parecida, o completamente diferente, pero el simple hecho de pasar la página, es un símbolo de empezar de nuevo.
Dejar ir aquello que emocionalmente pesa, te transforma. Soltar aquello que te ata, te libera y hace espacio para algo mejor. Esto ocurre cuando escribo, a veces es automático. Otras veces toma tiempo. Y ésta es la belleza del proceso, no existe fórmula mágica, pero existe nuestro poder de decisión de agarrar un cuaderno y lapicero, e intentarlo.
Con este primer blog, les doy la bienvenida a lo que llamo, Diarios de Pandemia. Y de antemano les agradezco por leerme. Aca les compartiré reflexiones, deseos, catarsis, lecciones, y cualquier otra cosa que me cause curiosidad e inspiración durante esta Pandemia del Covid-19. Haré mi mejor esfuerzo por buena redacción y ortografía, pero sé que habrán errores. Probablemente ya encontraste algunos.
En estos Diarios de Pandemia escribiré tal cual como escribo en mis diarios personales. También escribiré como si estuviéramos frente a frente tomando un café y hablando de la vida. Escribiré como hablo, con jergas y unas cuantas maldiciones. Y nuevamente, con errores, porque si algo me ha enseñado la vida, es que he cometido y seguiré comiendo errores, y he aprendido y seguiré aprendiendo de ellos. Estos blogs tendrán mensajes que pueden resonar contigo y causar curiosidad para explorarlos en tu propia vida, y ésta es la finalidad de compartir mis historias.
Para mí, esta es la semana número doce en casa. Mi centro laboral me obligó a empezar mi cuarentena un poco antes debido a previos viajes internacionales. Esto significa que estoy trabajando de casa hace 12 benditas semanas. Agradezco mi salud, mi hogar, mi familia, mis perros, y mi espacio. Agradezco también mi viaje a Perú y Colombia que realicé justo antes de la Pandemia del Covid-19. En Febrero estuve con mi familia y amigos. Los disfruté muchísimo, sin miedos ni restricciones; esa vida “normal” que antes consideraba que tenía. Este viaje fue transformador, pero más de esto en otro blog.
Estas semanas de cuarentena han tenido de todo un poco. He escrito más de lo normal, y he descubierto muchísimo de misma, de mi familia, y de los seres con los que vivo. No lo niego, han habido días y momentos bastante difíciles. Yo me consideraba un ser ermitaño e introvertido. Esta Pandemia me está demostrando mi otra cara, jajaja.
Te invito a que leas el siguiente blog donde te cuento más a cerca de mi experiencia con el aislamiento y cómo la sencilla pregunta del ¿cómo estás? que ha revolucionado mi ser.